El hombre del pelo blanco colocó su bastón a un lado
y sonrío a la joven mesera que venía
no sé si era un lascivo, era mi padre o era yo
Ya mayor el hombre
al alejarse la chica miró y palpó la parte de madera blanca de la mesa
con el esbozo de sonrisa apacible
No sé si ella se parecía a la hermana de una amiga, su voz era la de una conocida
no sé si era realmente amable
o era su trabajo serlo
o si así era su carácter
Para él quizá la sonrisa era mucho o quizá lo era todou, quizá ella lo sabía, ¡quizá no!
Sólo cumplía la labor antigua de los meseros:
dar alimento al hombre cansado
tal vez consideraba su tarea banal
quizá ni le importaba
quizá el viejo era sólo un viejo
Pero para las viejas manos que sacaron de un fólder las tomografías del cerebro
quizá ella era la representante de la vida
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