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martes, 20 de julio de 2021

9

 Carbón y aire



Después de ti

Velé en dos carbones de santuario

hasta que el anfitrión de la noche perdió tus ojos

entre tanto diamante en bruto


Ya no hay flamas detrás de tus párpados, lo sé, 

te ha sorprendido la vida con tus brazos intactos y cuidados

con tus libretas libres de polvo en la habitación fresca,

y es triste que un día te llamará ese suéter

donde el amor es un perfume imposible de lavar,

y sacarás la ropa con cuidado, una por una de su cesto en la azotea

y una a una las pinzas se te enredarán entre las sábanas

bajo un cielo que es tu casa, insistes, que es tu padre,

cortarás luego en tu sala una manzana con esmero.


Un día tu prisa morirá bajo la lluvia

como un camino que detiene su marcha

y tu garganta cantará en la madrugada

lo que la almohada reza sin tregua en el oído.

Todo el día será canto.

El ave que sobrevuela la ciudad pintará un gris

como dos aguas que de pronto se mezclan 

en alta, trémula y callada plata


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