Cuando supe que no me iba a quedar
me salí a flotar como una esfera.
No quise saber de mi árbol, ni saber de mi fruto,
pues yo mismo era una rama despegando.
Y se dice fácil, pero me costó el no querer saber
la consecuencia de mis actos
ell precio que pagarían mi mente y mi carne aun vivas.
Me duele la comparación de mi ligereza
con los que firman orgullosos sus libros con su nombre.
He debido voltear
al horizonte de casas repetidas,
objetos libres de nombre
librería desconocida es el mundo.
He preferido tener el vuelo de aquellos pájaros con gracia
que hablar de mi magneto por las tumbas.
Cuando supe que no me iba a quedar
dejé todo de lado:
fue la caída de las tablillas de arcilla, de los grandes conciertos,
de las grandes novelas, la disminución de lo mayúsculo y hermoso.
Brotaron los campos verdes con su incógnita de sentido a pleno sol
Cuando supe que no me iba a quedar
dije adiós al amor de las mujeres,
luego regresó con su potencia, su terquedad
de abrir, de abrir agujeros en el cielo presente
Cuando vi que no iba a quedarme quise irme desde antes
o por lo menos prepararme
Cuando vi que no iba a quedarme
quise quedarme, pero más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario