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domingo, 25 de julio de 2021

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 Cuando supe que no me iba a quedar

me salí a flotar como una esfera.


No quise saber de mi árbol, ni saber de mi fruto,

pues yo mismo era una rama despegando.

Y se dice fácil, pero me costó el no querer saber 

la consecuencia de mis actos

ell precio que pagarían mi mente y mi carne aun vivas.


Me duele la comparación de mi ligereza

con los que firman orgullosos sus libros con su nombre.

He debido voltear

al horizonte de casas repetidas,

objetos libres de nombre

librería desconocida es el mundo.

He preferido tener el vuelo de aquellos pájaros con gracia

que hablar de mi magneto por las tumbas.


Cuando supe que no me iba a quedar

dejé todo de lado:

fue la caída de las tablillas de arcilla, de los grandes conciertos,

de las grandes novelas, la disminución de lo mayúsculo y hermoso.

Brotaron los campos verdes con su incógnita de sentido a pleno sol


Cuando supe que no me iba a quedar

dije adiós al amor de las mujeres,

luego regresó con su potencia, su terquedad

de abrir, de abrir agujeros en el cielo presente


Cuando vi que no iba a quedarme quise irme desde antes

o por lo menos prepararme 


Cuando vi que no iba a quedarme

quise quedarme, pero más.

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