Sillas nuevas y lucidas se hunden en el fuego en oriente
los árboles canturrean una canción sin palabras que nos acompaña
al despertar multitudinario de los grillos.
y te dije y surgiste entera
como rayo de otra vía láctea
y dije sin énfasis "¿vienes?"y hubo de bastar una vez
necesitábamos esta oportunidad
entonces te toqué la mano-y lo permitiste,
acercaste tu cuello, eso vi
y se cayerontodos los permisos como sellos que se iban rompiendo
y ya no nos importaban
descorrimos todos nuestro cerrojos
algo fluía como el vino pero más dulce.
"Así que así sabe la revolución", pensé.
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