A Mariana
FRENTE A la muerte
negando su entrada en cuerpos ajenos
o su huido pertrecho sea azúcar en cuerpos queridos
escarcha en mis mujeres amadas
Mientras ella duerme
bajo la sábana blanca
mujer, cuando más adentra en la noche su figura
con sus talones de miedo en el río
su espalda marmórea
y su cuello despejado hasta el orgullo
me envuelvo en oscura capa
para que las olas negras se estrellen contra mí
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